Guillermo Bernáldez Lancha (Sevilla, 1975) reside en la localidad de Mijas desde hace ya quince años. Es licenciado en Filosofía y profesor de esta especialidad en un instituto de la Costa del Sol.
Su amor por la literatura nace entre los anaqueles de la nutrida biblioteca de su casa sevillana, donde las lámparas se encendían y apagaban desobedeciendo horarios y pautas autorizadas. Lo mismo cabe decir de los cuadernos que se escribían solos, sin pedir permiso de nadie, y menos de la mano que sostenía el bolígrafo. Sin estar seguro de a qué nivel subterráneo se encuentran aquellas voces que le llevaron de la mano a estaciones sin pasajeros o a desiertos abarrotados, no duda que bajo su escritura podrían escucharse aún los latidos de Conrad, Cervantes, Dostoievski, Kafka o Cheever, entre otros tantos.
Tras una colaboración con esta misma editorial con tres relatos en el libro de relatos dramáticos «Supervivientes del recuerdo», presenta ahora una obra íntegra de propia cosecha, en la que desfilan personajes de los que no se sabe a ciencia cierta si son verdugos o víctimas de sí mismos.
Lo cierto es que vivir al límite es su única forma de vivir.